vineri, 8 august 2008

Epitalamio

Recuerdas cuando
en invierno
llegamos a la isla?
El mar hacia nosotros levantaba
una copa de frío.
En las paredes las enredaderas
susurraban dejando
caer hojas oscuras
a nuestro paso.
Tú eras también una pequeña hoja
que temblaba en mi pecho.
El viento de la vida allí te puso.
En un principio no te vi: no supe
que ibas andando conmigo,
hasta que tus raíces
horadaron mi pecho,
se unieron a los hilos de mi sangre,
hablaron por mi boca,
florecieron conmigo.
Así fue tu presencia inadvertida,
hoja o rama invisible
y se pobló de pronto
mi corazón de frutos y sonidos.
Habitaste la casa
que te esperaba oscura
y encendiste las lámparas entonces.
Recuerdas, amor mío,
nuestros primeros pasos en la isla:
las piedras grises nos reconocieron,
las rachas de la lluvia,
los gritos del viento en la sombra.
Pero fue el fuego
nuestro único amigo,
junto a él apretamos
el dulce amor de invierno
a cuatro brazos.
El fuego vio crecer nuestro beso desnudo
hasta tocar estrellas escondidas,
y vio nacer y morir el dolor
como una espada rota
contra el amor invencible.
Recuerdas,
oh dormida en mi sombra,
cómo de ti crecía
el sueño,
de tu pecho desnudo
abierto con sus cúpulas gemelas
hacia el mar, hacia el viento de la isla
y cómo yo en tu sueño navegaba
libre, en el mar y en el viento
atado y sumergido sin embargo
al volumen azul de tu dulzura.
Oh dulce, dulce mía,
cambió la primavera
los muros de la isla.
Apareció una flor como una gota
de sangre anaranjada,
y luego descargaron los colores
todo su peso puro.
El mar reconquistó su transparencia,
la noche en el cielo
destacó sus racimos
y ya todas las cosas susurraron
nuestro nombre de amor, piedra por piedra
dijeron nuestro nombre y nuestro beso.
La isla de piedra y musgo
resonó en el secreto de sus grutas
como en tu boca el canto,
y la flor que nacía
entre los intersticios de la piedra
con su secreta sílaba
dijo al pasar tu nombre
de planta abrasadora,
y la escarpada roca levantada
como el muro del mundo
reconoció mi canto, bienamada,
y todas las cosas dijeron
tu amor, mi amor, amada,
porque la tierra, el tiempo, el mar, la isla,
la vida, la marea,
el germen que entreabre
sus labios en la tierra,
la flor devoradora,
el movimiento de la primavera,
todo nos reconoce.
Nuestro amor ha nacido
fuera de las paredes,
en el viento,
en la noche,
en la tierra,
y por eso la arcilla y la corola,
el barro y las raíces
saben cómo te llamas,
y saben que mi boca
se juntó con la tuya
porque en la tierra nos sembraron juntos
sin que sólo nosotros lo supiéramos
y que crecemos juntos
y florecemos juntos
y por eso
cuando pasamos,
tu nombre está en los pétalos
de la rosa que crece en la piedra,
mi nombre está en las grutas.
Ellos todo lo saben,
no tenemos secretos,
hemos crecido juntos
pero no lo sabíamos.
El mar conoce nuestro amor, las piedras
de la altura rocosa
saben que nuestros besos florecieron
con pureza infinita,
como en sus intersticios una boca
escarlata amanece:
así conocen nuestro amor y el beso
que reúnen tu boca y la mía
en una flor eterna.
Amor mío,
la primavera dulce,
flor y mar, nos rodean.
No la cambiamos
por nuestro invierno,
cuando el viento
comenzó a descifrar tu nombre
que hoy en todas las horas repite,
cuando
las hojas no sabían
que tú eras una hoja,
cuando
las raíces
no sabían que tú me buscabas
en mi pecho.
Amor, amor,
la primavera
nos ofrece el cielo,
pero la tierra oscura
es nuestro nombre,
nuestro amor pertenece
a todo el tiempo y la tierra.
Amándonos, mi brazo
bajo tu cuello de arena,
esperaremos
cómo cambia la tierra y el tiempo
en la isla,
cómo caen las hojas
de las enredaderas taciturnas,
cómo se va el otoño
por la ventana rota.
Pero nosotros
vamos a esperar
a nuestro amigo,
a nuestro amigo de ojos rojos,
el fuego,
cuando de nuevo el viento
sacuda las fronteras de la isla
y desconozca el nombre
de todos,
el invierno
nos buscará, amor mío,
siempre,
nos buscará, porque lo conocemos,
porque no lo tememos,
porque tenemos
con nosotros
el fuego
para siempre.
Tenemos
la tierra con nosotros
para siempre,
la primavera con nosotros
para siempre,
y cuando se desprenda
de las enredaderas
una hoja
tú sabes, amor mío,
qué nombre viene escrito
en esa hoja,
un nombre que es el tuyo y es el mío,
nuestro nombre de amor, un solo
ser, la flecha
que atravesó el invierno,
el amor invencible,
el fuego de los días,
una hoja
que me cayó en el pecho,
una hoja del árbol
de la vida
que hizo nido y cantó,
que echó raíces,
que dio flores y frutos.
Y así ves, amor mío,
cómo marcho
por la isla,
por el mundo,
seguro en medio de la primavera,
loco de luz en el frío,
andando tranquilo en el fuego,
levantando tu peso
de pétalo en mis brazos,
como si nunca hubiera caminado
sino contigo, alma mía,
como si no supiera caminar
sino contigo,
como si no supiera cantar
sino cuando tú cantas.



Pablo Neruda

luni, 28 iulie 2008

Poema 7

7

Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes
a tus ojos oceánicos.

Allí se estira y arde en la más alta hoguera
mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago.

Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes
que olean como el mar a la orilla de un faro.

Sólo guardas tinieblas, hembra distante y mía,
de tu mirada emerge a veces la costa del espanto.

Inclinado en las tardes echo mis tristes redes
a ese mar que sacude tus ojos oceánicos.

Los pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas
que centellean como mi alma cuando te amo.

Galopa la noche en su yegua sombría
desparramando espigas azules sobre el campo.



Pablo Neruda, 1924

7

sâmbătă, 12 iulie 2008

El pozo

A veces te hundes, caes
en tu agujero de silencio,
en tu abismo de cólera orgullosa,
y apenas puedes
volver, aún con jirones
de lo que hallaste
en la profundidad de tu existencia.

Amor mío, qué encuentras
en tu pozo cerrado?
Algas, ciénagas, rocas?
Qué ves con ojos ciegos,
rencorosa y herida?

Mi vida, no hallarás
en el pozo en que caes
lo que yo guardo para ti en la altura:
un ramo de jazmines con rocío,
un beso más profundo que tu abismo.

No me temas, no caigas
en tu rencor de nuevo.
Sacude la palabra mía que vino a herirte
y déjala que vuele por la ventana abierta.
Ella volverá a herirme
sin que tú la dirijas
puesto que fue cargada con un instante duro
y ese instante será desarmado en mi pecho.

Sonríeme radiosa
si mi boca te hiere.
No soy un pastor dulce
como en los cuentos de hadas,
sino un buen leñador que comparte contigo
tierra, viento y espinas de los montes.

Ámame tú, sonríeme,
ayúdame a ser bueno.
No te hieras en mí, que será inútil,
no me hieras a mi porque te hieres.

marți, 1 iulie 2008

Soneto LIV

Espléndida razón, demonio claro
del racimo absoluto, del recto mediodía,
aquí estamos al fin, sin soledad y solos,
lejos del desvarío de la ciudad salvaje.

Cuando la línea pura rodea su paloma
y el fuego condecora la paz con su alimento
tú y yo erigimos este celeste resultado!
Razón y amor desnudos viven en esta casa.

Sueños furiosos, ríos de amarga certidumbre
decisiones más duras que el sueño de un martillo
cayeron en la doble copa de los amantes.

Hasta que en la balanza se elevaron, gemelos,
la razón y el amor como dos alas.
Así se construyó la transparencia.



Pablo Neruda, 1959

sâmbătă, 28 iunie 2008

SONETO VII

7

«Vendrás conmigo» —dije— sin que nadie supiera
dónde y cómo latía mi estado doloroso,
y para mí no había clavel ni barcarola,
nada sino una herida por el amor abierta.

Repetí: ven conmigo, como si me muriera,
y nadie vio en mi boca la luna que sangraba,
nadie vio aquella sangre que subía al silencio.
Oh amor ahora olvidemos la estrella con espinas!

Por eso cuando oí que tu voz repetía
«Vendrás conmigo» —fue como si desataras
dolor, amor, la furia del vino encarcelado

que desde su bodega sumergida subiera
y otra vez en mi boca sentí un sabor de llama,
de sangre y de claveles, de piedra y quemadura.


7

vineri, 27 iunie 2008

Si tú me olvidas

Quiero que sepas
una cosa.

Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.

Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.

Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.

Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.

Barcarola

Si solamente me tocaras el corazón,
si solamente pusieras tu boca en mi corazón,
tu fina boca, tus dientes,
si pusieras tu lengua como una flecha roja
allí donde mi corazón polvoriento golpea,
si soplaras en mi corazón, cerca del mar, llorando,
sonaría con un ruido oscuro, con sonido de ruedas de tren con sueño,
como aguas vacilantes,
como el otoño en hojas,
como sangre,
con un ruido de llamas húmedas quemando el cielo,
sonando como sueños o ramas o lluvias,
o bocinas de puerto triste;
si tú soplaras en mi corazón, cerca del mar,
como un fantasma blanco,
al borde de la espuma,
en mitad del viento,
como un fantasma desencadenado, a la orilla del mar, llorando.

Como ausencia extendida, como campana súbita,
el mar reparte el sonido del corazón,
lloviendo, atardeciendo, en una costa sola,
la noche cae sin duda,
y su lúgubre azul de estandarte en naufragio
se puebla de planetas de plata enronquecida.

Y suena el corazón como un caracol agrio,
llama, oh mar, oh lamento, oh derretido espanto
esparcido en desgracias y olas desvencijadas:
de lo sonoro el mar acusa
sus sombras recostadas, sus amapolas verdes.

Si existieras de pronto, en una costa lúgubre,
rodeada por el día muerto,
frente a una nueva noche,
llena de olas,
y soplaras en mi corazón de miedo frío,
soplaras en la sangre sola de mi corazón,
soplaras en su movimiento de paloma con llamas,
sonarían sus negras sílabas de sangre,
crecerían sus incesantes aguas rojas,
y sonaría, sonaría a sombras,
sonaría como la muerte,
llamaría como un tubo lleno de viento o llanto
o una botella echando espanto a borbotones.

Así es, y los relámpagos cubrirían tus trenzas
y la lluvia entraría por tus ojos abiertos
a preparar el llanto que sordamente encierras,
y las alas negras del mar girarían en torno
de ti, con grandes garras, y graznidos, y vuelos.

¿Quieres ser fantasma que sople, solitario,
cerca del mar su estéril, triste instrumento?
Si solamente llamaras,
su prolongado són, su maléfico pito,
su orden de olas heridas,
alguien vendría acaso,
alguien vendría,
desde las cimas de las islas, desde el fondo rojo del mar,
alguien vendría, alguien vendría.

Alguien vendría, sopla con furia,
que suene como sirena de barco roto,
como lamento,
como un relincho en medio de la espuma y la sangre,
como un agua feroz mordiéndose y sonando.

En la estación marina
su caracol de sombra circula como un grito,
los pájaros del mar lo desestiman y huyen,
sus listas de sonido, sus lúgubres barrotes
se levantan a orillas del océano solo.

joi, 26 iunie 2008

Tú venías

No me has hecho sufrir
sino esperar.

Aquellas horas
enmarañadas, llenas
de serpientes,
cuando
se me caía el alma y me ahogaba,
tú venías andando,
tú venías desnuda y arañada,
tú llegabas sangrienta hasta mi lecho,
novia mía,
y entonces
toda la noche caminamos
durmiendo
y cuando despertamos
eras intacta y nueva,
como si el grave viento de los sueños
de nuevo hubiera dado
fuego a tu cabellera
y en trigo y plata hubiera sumergido
tu cuerpo hasta dejarlo deslumbrante.

Yo no sufrí, amor mío,
yo sólo te esperaba.
Tenías que cambiar de corazón
y de mirada
después de haber tocado la profunda
zona de mar que te entregó mi pecho.
Tenías que salir del agua
pura como una gota levantada
por una ola nocturna.

Novia mía, tuviste
que morir y nacer, yo te esperaba.
Yo no sufrí buscándote,
sabía que vendrías,
una nueva mujer con lo que adoro
de la que no adoraba,
con tus ojos, tus manos y tu boca
pero con otro corazón
que amaneció a mi lado
como si siempre hubiera estado allí
para seguir conmigo para siempre.

miercuri, 25 iunie 2008

No te quiero sino porque te quiero

No te quiero sino porque te quiero
y de quererte a no quererte llego
y de esperarte cuando no te espero
pasa mi corazón del frío al fuego.

Te quiero sólo porque a ti te quiero,
te odio sin fin, y odiándote te ruego,
y la medida de mi amor viajero
es no verte y amarte como un ciego.

Tal vez consumirá la luz de Enero,
su rayo cruel, mi corazón entero,
robándome la llave del sosiego.

En esta historia sólo yo me muero
y moriré de amor porque te quiero,
porque te quiero, amor, a sangre y fuego.

joi, 19 iunie 2008

sonet xx

Mi fea, eres una castaña despeinada,
mi bella, eres hermosa como el viento,
mi fea, de tu boca se pueden hacer dos,
mi bella, son tus besos frescos como sandías.

Mi fea, dónde están escondidos tus senos?
Son mínimos como dos copas de trigo.
Me gustaría verte dos lunas en el pecho:
las gigantescas torres de tu soberanía.

Mi fea, el mar no tiene tus uñas en su tienda,
mi bella, flor a flor, estrella por estrella,
ola por ola, amor, he contado tu cuerpo:

mi fea, te amo por tu cintura de oro,
mi bella, te amo por una arruga en tu frente,
amor, te amo por clara y por oscura.



Pablo Neruda, 1959

miercuri, 18 iunie 2008

La rama robada

En la noche entraremos
a robar
una rama florida.

Pasaremos el muro,
en las tinieblas del jardín ajeno,
dos sombras en la sombra.

Aún no se fue el invierno,
y el manzano aparece
convertido de pronto
en cascada de estrellas olorosas.

En la noche entraremos
hasta su tembloroso firmamento,
y tus pequeñas manos y las mías
robarán las estrellas.

Y sigilosamente,
a nuestra casa,
en la noche y la sombra,
entrará con tus pasos
el silencioso paso del perfume
y con pies estrellados
el cuerpo claro de la primavera.



Pablo Neruda
Los versos del capitán (1952) El Amor

duminică, 25 mai 2008

SONETO XC

Pensé morir, sentí de cerca el frío,
y de cuanto viví sólo a ti te dejaba:
tu boca eran mi día y mi noche terrestres
y tu piel la república fundada por mis besos.

En ese instante se terminaron los libros,
la amistad, los tesoros sin tregua acumulados,
la casa transparente que tú y yo construimos:
todo dejó de ser, menos tus ojos.

Porque el amor, mientras la vida nos acosa,
es simplemente una ola alta sobre las olas,
pero ay cuando la muerte viene a tocar a la puerta

hay sólo tu mirada para tanto vacío,
sólo tu claridad para no seguir siendo,
sólo tu amor para cerrar la sombra.

sâmbătă, 24 mai 2008

Las muchachas

Muchachas que buscabais
el gran amor, el gran amor terrible,
qué ha pasado, muchachas?

Tal vez
el tiempo, el tiempo!

Porque ahora,
aquí está, ved cómo pasa
arrastrando las piedras celestes,
destrozando las flores y las hojas,
con un ruido de espumas azotadas
contra todas las piedras de tu mundo,
con un olor de esperma y de jazmines,
junto a la luna sangrienta!

Y ahora
tocas el agua con tus pies pequeños,
con tu pequeño corazón
y no sabes qué hacer!

Son mejores
ciertos viajes nocturnos,
ciertos departamentos,
ciertos divertidísimos paseos,
ciertos bailes sin mayor consecuencia
que continuar el viaje!

Muérete de miedo o de frío,
o de duda,
que yo con mis grandes pasos
la encontraré,
dentro de ti
o lejos de ti,
y ella me encontrará,
la que no temblará frente al amor,
la que estará fundida
conmigo
en la vida o la muerte!

miercuri, 21 mai 2008

Ya eres mía

.


SONETO LXXXI

Ya eres mía. Reposa con tu sueño en mi sueño.
Amor, dolor, trabajos, deben dormir ahora.
Gira la noche sobre sus invisibles ruedas
y junto a mí eres pura como el ámbar dormido.

Ninguna más, amor, dormirá con mis sueños.
Irás, iremos juntos por las aguas del tiempo.
Ninguna viajará por la sombra conmigo,
sólo tú, siempreviva, siempre sol, siempre luna.

Ya tus manos abrieron los puños delicados
y dejaron caer suaves signos sin rumbo,
tus ojos se cerraron como dos alas grises,

mientras yo sigo el agua que llevas y me lleva:
la noche, el mundo, el viento devanan su destino,
y ya no soy sin ti sino sólo tu sueño.


,

marți, 20 mai 2008

SONETO LXXXIII

Es bueno, amor, sentirte cerca de mí en la noche,
invisible en tu sueño, seriamente nocturna,
mientras yo desenredo mis preocupaciones
como si fueran redes confundidas.

Ausente, por los sueños tu corazón navega,
pero tu cuerpo así abandonado respira
buscándome sin verme, completando mi sueño
como una planta que se duplica en la sombra.

Erguida, serás otra que vivirá mañana,
pero de las fronteras perdidas en la noche,
de este ser y no ser en que nos encontramos

algo queda acercándonos en la luz de la vida
como si el sello de la sombra señalara
con fuego sus secretas criaturas.

luni, 19 mai 2008

Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso

...........................

SONETO II

Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso,
qué soledad errante hasta tu compañía!
Siguen los trenes solos rodando con la lluvia.
En Taltal no amanece aún la primavera.

Pero tú y yo, amor mío, estamos juntos,
juntos desde la ropa a las raíces,
juntos de otoño, de agua, de caderas,
hasta ser sólo tú, sólo yo juntos.

Pensar que costó tantas piedras que lleva el río,
la desembocadura del agua de Boroa,
pensar que separados por trenes y naciones

tú y yo teníamos que simplemente amarnos,
con todos confundidos, con hombres y mujeres,
con la tierra que implanta y educa los claveles.

Pequeña América

Cuando miro la forma
de América en el mapa,
amor, a ti te veo:
las alturas del cobre en tu cabeza,
tus pechos, trigo y nieve,
tu cintura delgada,
veloces ríos que palpitan, dulces
colinas y praderas
y en el frío del sur tus pies terminan
su geografía de oro duplicado.

Amor, cuando te toco
no sólo han recorrido
mis manos tu delicia,
sino ramas y tierra, frutas y agua,
la primavera que amo,
la luna del desierto, el pecho
de la paloma salvaje,
la suavidad de las piedras gastadas
por las aguas del mar o de los ríos
y la espesura roja
del matorral en donde
la sed y el hambre acechan.
Y así mi patria extensa me recibe,
pequeña América, en tu cuerpo.

Aún más, cuando te veo recostada
veo en tu piel, en tu color de avena,
la nacionalidad de mi cariño.
Porque desde tus hombros
el cortador de caña
de Cuba abrasadora
me mira, lleno de sudor oscuro,
y desde tu garganta
pescadores que tiemblan
en las húmedas casas de la orilla
me cantan su secreto.
Y así a lo largo de tu cuerpo,
pequeña América adorada,
las tierras y los pueblos
interrumpen mis besos
y tu belleza entonces
no sólo enciende el fuego
que arde sin consumirse entre nosotros,
sino que con tu amor me está llamando
y a través de tu vida
me está dando la vida que me falta
y al sabor de tu amor se agrega el barro,
el beso de la tierra que me aguarda.

marți, 13 mai 2008

El cóndor

Yo soy el cóndor, vuelo
sobre ti que caminas
y de pronto en un ruedo
de viento, pluma, garras,
te asalto y te levanto
en un ciclón silbante
de huracanado frío.
Y a mi torre de nieve,
a mi guarida negrate llevo
y sola vives,y te llenas de plumas
y vuelas sobre el mundo,
inmóvil, en la altura.
Hembra cóndor,
saltemos sobre esta presa roja,
desgarremos la vida
que pasa palpitando
y levantemos juntos nuestro
vuelo salvaje.

luni, 12 mai 2008

POEMA 13


He ido marcando con cruces de fuego

el atlas blanco de tu cuerpo.

Mi boca era una araña que cruzaba

escondiéndose.

En ti, detrás de ti, temerosa, sedienta.
Historias que contarte a la orilla del crepúsculo,

muñeca triste y dulce,

para que no estuvieras triste.

Un cisne, un árbol, algo lejano y alegre.

El tiempo de las uvas, el tiempo maduro y frutal.
Yo que viví en un puerto desde donde te amaba.

La soledad cruzada de sueño y de silencio.

Acorralado entre el mar y la tristeza.

Callado, delirante, entre dos gondoleros inmóviles.
Entre los labios y la voz, algo se va muriendo.

Algo con alas de pájaro, algo de angustia y de olvido.

Así como las redes no retienen el agua.

Muñeca mía, apenas quedan gotas temblando.

Sin embargo, algo canta entre estas palabras fugaces.

Algo canta, algo sube hasta mi ávida boca.

Oh poder celebrarte con todas las palabras de alegría.

Cantar, arder, huir, como un campanario

en las manos de un loco.

Triste ternura mía, qué te haces de repente?


Cuando he llegado al vértice más atrevido y frío

mi corazón se cierra como una flor nocturna.

Pablo Neruda, 1924

duminică, 11 mai 2008

SONETO XCVI

Pienso, esta época en que tú me amaste
se irá por otra azul sustituida,
será otra piel sobre los mismos huesos,
otros ojos verán la primavera.
Nadie de los que ataron esta hora,
de los que conversaron con el humo,
gobiernos,
traficantes,
transeúntes,
continuarán moviéndose en sus hilos.
Se irán los crueles
dioses
con anteojos,
los peludos carnívoros con libro,
los pulgones y los pipipasseyros.
Y cuando esté recién lavado el mundo
nacerán otros ojos en el agua
y crecerá sin lágrimas el trigo.

sâmbătă, 10 mai 2008

La muerta

Si de pronto no existes,
si de pronto no vives,
yo seguiré viviendo.
No me atrevo,
no me atrevo a escribirlo,
si te mueres.
Yo seguiré viviendo.
Porque donde no tiene voz
un hombre allí, mi voz.
Donde los negros sean apaleados,
yo no puedo estar muerto.
Cuando entren en la cárcel
mis hermanos entraré yo con ellos.
Cuando la victoria, no mi victoria,
sino la gran victoria llegue,
aunque esté mudo debo hablar:
yo la veré llegar aunque esté ciego.
No, perdóname.
Si tú no vives, si tú,
querida, amor mío, si tú
te has muerto,
todas las hojas caerán en mi pecho,
lloverá sobre mi alma noche y día,
la nieve quemará mi corazón,
andaré con frío y fuego y muerte y nieve,
mis pies querrán marchar hacia
donde tú duermes, pero
seguiré vivo,
porque tú me quisiste sobre todas las cosas
indomable, y,
amor, porque tú sabes que soy
no sólo un hombre
sino todos los hombres.

vineri, 9 mai 2008

EL TIGRE

Soy el tigre.
Te acecho entre las hojas
anchas como lingotes
de mineral mojado.
El río blanco crece
bajo la niebla.
Llegas.
Desnuda te sumerges.
Espero.
Entonces en un salto de fuego,
sangre, dientes,
de un zarpazo derribo tu pecho,
tus caderas.
Bebo tu sangre,
rompo tus miembros uno a uno.
Y me quedo velando por años
en la selva tus huesos,
tu ceniza, inmóvil, lejos del odio
y de la cólera,
desarmado en tu muerte,
cruzado por las lianas,
inmóvil en la lluvia,
centinela implacable
de mi amor
asesino.

duminică, 4 mai 2008

Tu risa

Quítame el pan, si quieres,
quítame el aire, pero no me quites
tu risa.
No me quites la rosa,
la lanza que desgranas,
el agua que de pronto estalla
en tu alegría, la repentina ola
de plata que te nace.
Mi lucha es dura y vuelvo
con los ojos cansados a veces
de haber visto la tierra
que no cambia,
pero al entrar
tu risa
sube al cielo buscándome
y abre para mi todas
las puertas
de la vida.
Amor mío, en la hora más oscura desgrana
tu risa, y si de pronto ves que mi sangre
mancha las piedras de la calle, ríe, porque
tu risa
será para mis manos como una espada fresca.

Junto al mar en otoño,
tu risa
debe alzar su cascada de espuma,
y en primavera, amor, quiero
tu risa
como la flor que yo esperaba,
la flor azul, la rosa
de mi patria sonora.


Ríete de la noche, del día, de la luna,
ríete de las calles torcidas de la isla,
ríete de este torpe muchacho que te quiere,
pero cuando yo abro los ojos y los cierro,
cuando mis pasos van,
cuando vuelven mis pasos,
niégame el pan, el aire, la luz, la primavera,
pero

tu risa
nunca
porque
me moriría.

marți, 29 aprilie 2008

Las vidas

Ay qué incómoda a veces te siento
conmigo,
vencedor entre los hombres!
Porque no sabes
que conmigo vencieron miles
de rostros que no puedes ver,
miles de pies y pechos que marcharon conmigo,
que no soy,
que no existo,
que sólo soy la frente de los que van conmigo,
que soy más fuerte porque llevo en mí
no mi pequeña vida
sino todas las vidas,
y ando seguro hacia delante porque tengo mil ojos,
golpeo con peso de piedra porque tengo mil manos
y mi voz se oye en las orillas de todas las tierras
porque es la voz de todos los que no hablaron,
de los que no cantaron y cantan hoy
con esta boca
que a ti te besa.

sâmbătă, 26 aprilie 2008

SONETO XLIV

Sabrás que no te amo y que te amo
puesto que de dos modos es la vida,
la palabra es un ala del silencio,
el fuego tiene una mitad de frío.

Yo te amo para comenzar a amarte,
para recomenzar el infinito
y para no dejar de amarte nunca:
por eso no te amo todavía.

Te amo y no te amo como si tuviera
en mis manos las llaves de la dicha
y un incierto destino desdichado.

Mi amor tiene dos vidas para armarte.
Por eso te amo cuando no te amo
y por eso te amo cuando te amo.


1959

miercuri, 23 aprilie 2008

Cuidado! - Vas a olvidar todo.


POEMA 5 - Para que tu me oigas

Para que tú me oigas
mis palabras se adelgazan a veces como las huellas
de las gaviotas en las playas.

Collar, cascabel ebrio para tus manos
suaves como las uvas.
Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.
Ellas trepan así por las paredes húmedas.

Eres tú la culpable de este juego sangriento.
Ellas están huyendo de mi guarida oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.
Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.
Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.


El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban.
Escuchas otras voces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.

Ámame, compañera.
No me abandones.
Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.
Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.

Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.
Voy haciendo de todas un collar infinito para tus blancas manos,
suaves como las uvas.

Impacto


El olvido

Todo el amor en una copa ancha como la tierra,
todo el amor con estrellas y espinas te di,
pero anduvistecon pies pequeños,
con tacones sucios sobre el fuego, apagándolo.

Ay gran amor, pequeña amada!

No me detuve en la lucha.
No dejé de marchar hacia la vida, hacia la paz,
hacia el pan para todos, pero te alcé en mis brazos
y te clavé a mis besos y te miré como jamás
volverán a mirarte ojos humanos.

Ay gran amor, pequeña amada!

Entonces no mediste mi estatura,
y al hombre que para ti apartó la sangre, el trigo, el agua
confundistec
on el pequeño insecto que te cayó en la falda.

Ay gran amor, pequeña amada!

No esperes que te mire en la distancia hacia atrás,
permanece
con lo que te dejé, pasea con mi fotografía traicionada,
yo seguiré marchando, abriendo anchos caminos contra la sombra,
haciendo suave la tierra, repartiendo la estrella para los que vienen.

Quédate en el camino.
Ha llegado la noche para ti.
Tal vez de madrugadanos veremos de nuevo.

Ay gran amor, pequeña amada!

marți, 22 aprilie 2008

SONETO XL

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Era verde el silencio, mojada era la luz,
temblaba el mes de Junio como una mariposa
y en el austral dominio, desde el mar y las piedras,
Matilde, atravesaste el mediodía.

Ibas cargada de flores ferruginosas,
algas que el viento sur atormenta y olvida,
aún blancas, agrietadas por la sal devorante,
tus manos levantaban las espigas de arena.

Amo tus dones puros, tu piel de piedra intacta,
tus uñas ofrecidas en el sol de tus dedos,
tu boca derramada por toda la alegría,

pero, para mi casa vecina del abismo,
dame el atormentado sistema del silencio,
el pabellón del mar olvidado en la arena.



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joi, 17 aprilie 2008

SONETO XLVII

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Detrás de mí en la rama quiero verte.
Poco a poco te convertiste en fruto.
No te costó subir de las raíces
cantando con tu sílaba de savia.

Y aquí estarás primero en flor fragante,
en la estatua de un beso convertida,
hasta que sol y tierra, sangre y cielo,
te otorguen la delicia y la dulzura.

En la rama veré tu cabellera,
tu signo madurando en el follaje,
acercando las hojas a mi sed,

y llenará mi boca tu sustancia,
el beso que subió desde la tierra
con tu sangre de fruta enamorada.



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miercuri, 16 aprilie 2008

La infinita

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Ves estas manos?
Han medido la tierra,
han separadolos minerales y los cereales,
han hecho la paz y la guerra,
han derribado las distancias
de todos los mares y ríos,
y sin embargo cuanto te recorren a ti,
pequena, grano de trigo, alondra,
no alcanzan a abarcarte,
se cansan alcanzando las palomas gemelas
que reposan o vuelan en tu pecho,
recorren las distancias de tus piernas,
se enrollan en la luz de tu cintura.

Para mí eres tesoro más cargado de inmensidad
que el mar y su racimos y eres blanca y azul
y extensa como la tierra en la vendimia.

En ese territorio,
de tus pies a tu frente,
andando, andando, andando,

me pasaré la vida.

marți, 15 aprilie 2008

Tú venías

No me has hecho sufrir
sino esperar.
Aquellas horas enmarañadas,
llenas de serpientes, cuandose me caía el alma
y me ahogaba, tú venías andando,
tú venías desnuda y arañada,
tú llegabas sangrienta
hasta mi lecho, novia mía,
y entoncestoda la noche caminamos
durmiendoy cuando despertamos
eras intacta y nueva, como si el grave
viento de los sueños de nuevo hubiera
dado fuego a tu cabelleray en trigo y
plata hubiera sumergido tu cuerpo
hasta dejarlo deslumbrante.

Yo no sufrí, amor mío,
yo sólo te esperaba.

Tenías que cambiar de corazón y
de miradadespués de haber tocado
la profunda zona de mar que
te entregó mi pecho.

Tenías que salir del agua pura como una gota
levantada por una ola nocturna.
Novia mía, tuviste que morir y nacer,
yo te esperaba.

Yo no sufrí buscándote,
sabía que vendrías, una nueva mujer con lo que adoro
de la que no adoraba, con tus ojos,
tus manos y tu boca pero con otro corazón
que amaneció a mi lado como si siempre hubiera estado
allí para seguir conmigo para siempre.

La carta en el camino

Adiós, pero conmigo serás,
irás adentrode una gota de sangre
que circule en mis venas o fuera,
beso que me abrasa el rostroo cinturón
de fuego en mi cintura.

Dulce mía, recibeel gran amor que salió
de mi vida y que en ti no encontraba
territorio como el explorador perdidoen
las islas del pan y de la miel.

Yo te encontré después de la tormenta,
la lluvia lavó el aire y en el aguatus dulces pies
brillaron como peces.
Adorada, me voy a mis combates.

Arañaré la tierra para hacerte una cueva
y allí tu Capitánte esperará con flores en el lecho.
No pienses más, mi dulce,
en el tormento que pasó entre nosotros
como un rayo de fósforo dejándonos tal vez su
quemadura.

La paz llegó también porque
regreso a luchar a mi tierra, y como
tengo el corazón completo con la parte
de sangre que me diste para siempre, y
comollevolas manos llenas de tu ser desnudo,
mírame, mírame,
mírame por el mar, que voy radiante, mírame
por la noche que navego, y mar y noche son los
ojos tuyos. No he salido de ti cuando me alejo.

Ahora voy a contarte:mi tierra será tuya,
yo voy a conquistarla, no sólo para dártela,
sino que para todos, para todo mi pueblo.

Saldrá el ladrón de su torre algún día. Y el invasor
será expulsado. Todos los frutos de la vida
crecerán en mis manos acostumbradas antes a la pólvora.

Y sabré acariciar las nuevas flores porque tú me enseñaste
la ternura.Dulce mía, adorada, vendrán conmigo a luchar
cuerpo a cuerpo porque en mi corazón viven tus besos c
omo banderas rojas, y si caigo, no sólome cubrirá la

tierrasino este gran amor que me trajiste y que vivió
circulando en mi sangre.
Vendrás conmigo, en esa hora te espero,
en esa hora y en todas las horas, en todas
las horas te espero. Y cuando venga la tristeza

que odio a golpear a tu puerta, dile que yo te espero
y cuando la soledad quiera que cambies
la sortija en que está mi nombre escrito,
dile a la soledad que hable conmigo, que yo debí
marcharme porque soy un soldado, y que allí donde estoy,

bajo la lluvia o bajo el fuego, amor mío, te espero, te espero
en el desierto más duro y junto al limonero florecido:
en todas partes donde esté la vida, donde la primavera
está naciendo, amor mío, te espero.

Cuando te digan «Ese hombre no te quiere»,
recuerda
que mis pies están solos en esa noche, y buscan los dulces
y pequeños pies que adoro.

Amor, cuando te digan que te olvidé,
y aun cuando sea yo quien lo dice,

cuando yo te lo diga, no me creas,
quién y cómo podrían cortarte de mi pecho y
quién recibiría mi sangrecuando hacia ti me fuera
desangrando? Pero tampoco puedo
olvidar a mi pueblo. Voy a luchar en cada calle,
detrás de cada piedra. Tu amor también me ayuda:

es una flor cerradaque cada vez me llena
con su aroma y que se abre de pronto
dentro de mí como una gran estrella.
Amor mío, es de noche.

El agua negra, el mundo dormido, me rodean.
Vendrá luego la aurora, y yo mientras
tanto te escribo para decirte: «Te amo».
Para decirte «Te amo», cuida, limpia, levanta,
defiendenuestro amor, alma mía.

Yo te lo dejo como si dejara un puñado de
tierra con semillas.
De nuestro amor nacerán vidas.
En nuestro amor beberán agua.
Tal vez llegará un díaen que un hombre y
una mujer, iguales a nosotros, tocarán este amor,
y aún tendrá fuerzapara quemar las manos
que lo toquen.

Quiénes fuimos? Qué importa?
Tocarán este fuego
y el fuego, dulce mía, dirá tu simple nombre
y el mío, el nombreque tú sola supiste porque tú sola
sobre la tierra sabesquién soy, y porque nadie me
conoció como una, como una sola de tus manos,
porque nadiesupo cómo, ni cuándo mi corazón

estuvo ardiendo:
tan sólotus grandes ojos pardos
lo supieron, tu ancha boca, tu piel,
tus pechos,

tu vientre, tus entrañas y el alma tuya
que yo desperté para que se quedara
cantando hasta el fin de la vida.

Amor, te espero.
Adiós, amor, te espero.
Amor, amor, te espero.

Y así esta carta se termina sin ninguna tristeza:
están firmes mis pies sobre la tierra,
mi mano escribe esta carta en el camino,
y en medio de la vida estaré siempre
junto al amigo, frente al enemigo,
con tu nombre en la boca y un beso
que jamásse apartó de la tuya.










Pablo Neruda